Reflexión de José Morales sobre la concentración contra las petroleras en Canarias frente a la sede del Partido Popular en la capital lanzaroteña. José Morales estuvo allí apoyando al pueblo canario. El coste para él fue de una cuantiosa multa y más amenazas de expulsión.
Decía el escritor uruguayo Eduardo Galeano: "Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.", y eso mismo hicimos aquel puñado de personas que no muy bien organizadas pero sí enérgicamente, el 10 de febrero del año pasado nos dimos cita frente a la sede del Partido Popular en Lanzarote para expresar nuestro rechazo a la decisión del Gobierno colonialista español de otorgar a la multinacional Repsol la autorización de realizar prospecciones en aguas canarias. Ese día actué como me dictaba mi conciencia, defendiendo con mi presencia los intereses de Canarias y del pueblo canario ante un atropello más a nuestro pueblo de la Metrópoli. No me arrepiento de haberlo hecho, lo volvería a hacer, con todo lo que me ha significado participar en aquella autoconvocatoria. La sobredosis de sentimientos con los que el Partido Popular recarga opiniones y acciones que no nacen de juicios claros, la eterna prioridad de los intereses privados sobre los intereses públicos y, como colofón, esas constantes con que reprimen infringiendo el miedo y la
agresividad que caracteriza la conducta de seres débiles y fascistas. El pueblo
canario ha sabido reaccionar en consecuencia y le ha dicho al gobierno español
en forma rotunda que “¡¡No a las petroleras, sí a las renovables!!”.
El fascismo del Partido Popular, siempre ataviado con
las camisas azules y las calaveras negras, no vaciló en buscar cabezas de
turcos y se empleó a fondo para reprimir y sembrar el miedo entre la población
civil, el más perjudicado fui yo; lo que no pudieron hacer con el Estado de
Derecho, la legalidad y la Justicia, lo hicieron por la fuerza. Participar en
aquella concentración me costó el secuestro y posterior expulsión de mi otro
país, de Canarias.
Más temprano que tarde, la Justicia brillará, y yo
volveré a mi isla. El fascismo español, ataviado con el boato de las
vestimentas del colonialismo, mira con recelo –cuando no con repugnancia- al
pueblo canario y a personas llegadas de otras partes que hacemos propia la
defensa de los intereses de las islas Canarias y sus aguas territoriales. Un
día como hoy, daba lugar a que comenzara la persecución acérrima contra muchas
personas en Lanzarote y en mi caso para inventar una Acta-Denuncia de hechos no
probados, pero que confío -de todas maneras- que mucha gente sabe distinguir la
entre la verdad y de hechos no probados. Para mí, la primavera pasada no fue de
color de rosa, pero confío que la próxima primavera de Canarias, vuelva a
reencontrarme con mi hija y con el pueblo hermano de mi patria de adopción. Mil
veces venceremos!!